martes, diciembre 22

Villancico de la Nona

¿Dónde está tu soledad caníbal
tu lujo sin brillo
tus sutilezas domésticas?
¿Quién inspira tu devenir
alimenta tus pasos
remoja tus desgracias?

Entre tantas sombras de hijos
y nietos
vos los tuviste en carne y hueso.
De barro, de papel, de mármol.
Te fuiste de la tierra del sol y del vino
y las aceitunas
y los platos fuertes.
Te amputaste tu pasado
antes
(mucho antes)
de que nosotros
hiciésemos añicos tu presente.

Te robaron a tus hijos.
O, perdón, mejor dicho;
tus hijos te robaron.
La primera es otra historia.

¿Dónde está tu soledad caníbal
tu familia destripada
podrida
lucida de su ausencia en cada fiesta?
¿Dónde están tus hijos mezquinos,
ciegos, rengos, estúpidos?

Se festeja lo nuevo, que para vos no es.
Se festejan los muertos, que para vos son muchos.
Juntémonos todos, entonces, a celebrar nuestros homicidios.
Recordemos la basura de futuro que nos ganamos
porque, eso sí,
nosotros todavía lo tenemos
(o, mejor dicho, aún no lo tenemos).
Nos merecemos eso, y mucho más.

Y quizás nosotros tendremos,
también,
hijos caníbales.

No te preocupes, Nona.
A todos nos llega la hora
tarde o temprano
de compartir soledades.

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