Tiñe de invierno
la clave frágil
de tus lamentos.
Tiñen y queman
su pesadumbre
que ríe y llora.
Su desesperanza,
su herida abierta
tibia, hedionda,
recado de una historia
que sólo vos sabés,
que sólo vos querés,
y que te envuelve siempre
aunque no la contás.
Tiñe y marea
tu soledad inmensa
se perpetúa.
Tiñen y muerden
tus sueños estériles
solemnes, inmunes.
Aunque acá esté
para vos;
aunque así estés
para siempre.
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