domingo, junio 26

Extrañez de Domingo

El domingo me imagina en su silencio
entregado al ocaso de la noche
desde viejas y nuevas soledades
y algún recuerdo terco, agazapado.

Se me ha hecho costumbre últimamente
pretender que la noche nunca cierre,
que el sueño no se imponga,
que el descanso espere,
y la vida, dictadora,
me haga suya.

Se me ha hecho costumbre, desde luego,
desconfiar de las lentas felonías
que la vida del día impone al sueño,
que la rutina hiere
cada tanto, en su descuido,
a los amores.

El domingo, generoso, me regala
la dicha de extrañarte
nuevamente.

No hay comentarios: