Hoy me suicidé,
y era tarde.
Podría haber sido otro día
otro sol
otro mundo
Otra tarde llena de pétalos,
de ocio insensato y,
sobre todo,
de ese calor absurdo
que conmueve tanto, tanto
como reseca.
Hoy me suicidé
y ya sabía
que no iban a haber otras noches
ni suelos
ni pájaros.
Que no iban a haber más gotas de lluvia
chapoteando en el enchapado
Ni encierros ni juicios
Ni tormento
Ni pasiones
Sólo paz
Y ese frío frío
mordiendo, para siempre,
nuestras carnes.
Hoy me suicidé;
a decir verdad,
me entregué al fracaso.
Hoy no existo.
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