Es un límite
que aparta el infinito,
que seduce lento
y desentiende,
a veces;
que corta el aire frío,
lo entibia,
lo rompe;
que envuelve
muy de a poco
tus deseos.
Es un límite
que define tu contorno,
que oculta tus secretos
y revela,
siempre,
tus pasiones.
Es un borde que detiene
y repasa,
que transluce, por qué no,
que cuenta sin palabras
una historia
de contornos y figuras
inquietantes.
Es tu límite
delineando tu silueta
hecho para ser amado,
tocado,
abrazado.
Es tu superficie entera
al borde de quebrarse,
fundirse
en sentidos y pasiones
desbordadas.
Es un límite que encierra
un maremoto de sueños
listo para estallar
cuando tu límite y el mío
se desdibujan.
Y así es como los límites
son sólo superficies
trenzadas y, por cierto,
muy mal delimitadas.
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